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mayo 16, 2013

Che-Sam El altar buddhista

La finalidad principal de un altar buddhista es ayudar a vivir con mayor inspiración, plenitud y autoconocimiento. La razón de tener un altar está íntimamente ligada a las prácticas de cultivar la tolerancia, el amor, la bondad y la compasión hacia todos los seres vivientes.

El altar buddhista significa presentación de ofrendas, y el término tibetano es che-sam. El propósito de hacer ofrendas está asociado con la aspiración altruista de alcanzar la iluminación para liberar a todos los seres conscientes de su sufrimiento.


 Aunque no es necesario, todos los buddhistas tibetanos tienen un altar, sencillo o sofisticado; lo que más importa es tratar el altar con respeto, motivación correcta, dedicación y devoción. Al tener un altar, creas la causa de tu futura opulencia y de tu generosidad espontánea.

Los objetos del altar
En el buddhismo tibetano, la gompa es una sala consagrada a la presentación de ofrendas. Su función más valiosa es ayudar a reducir el sufrimiento (karma negativo) y proporcionar bienestar y felicidad (karma positivo). Además, sirve para rendir homenaje a las tres joyas: Buddha, Dharma y Sangha.
Un altar contiene objetos que simbolizan los tres aspectos de Buddha Sakyamuni: la mente, el cuerpo y el habla, que son representados por una stupa, una imagen y un texto.
La stupa: la mente del Buddha, símbolo de la iluminación.
La imagen: el cuerpo del Buddha. Si no tienes una estatua, puede ser una pintura o simplemente una foto.
El texto: el habla del Buddha. No necesita estar escrito en tibetano.
Un altar bien instalado es una fuente de bendiciones, que centra y genera autodisciplina y méritos y predispone a la práctica espiritual diaria. Es una herramienta de gran ayuda.
Debe estar instalado a un nivel superior, más alto que la altura del corazón. El tamaño no es importante. Deberá estar siempre limpio, para generar méritos.
Coloca el altar a la derecha de la casa según se entra y mirando de frente al este. Puede ser de un solo nivel o de distintos niveles. El mueble dedicado a este propósito sólo debe ser usado para ese fin.
Si el altar está en el dormitorio, debe estar localizado cerca de la cabecera de tu cama y nunca a tus pies.
Para que el altar tenga todo su valor y sirva para dirigir tu mente hacia las cualidades iluminadas del Buddha, se acostumbra colocar en el centro una estatua de Buddha Sakyamuni; a la izquierda, una stupa, y a la derecha, un texto de Dharma, Sutra. Existen otros elementos que se pueden ofrendar: rueda de oración (mani chhokhor), címbalo, ghanta, dorje, mala, zafú y gemas.

Ofrendas
Para las ofrendas no hay límites; se puede ofrecer cualquier objeto agradable a los cinco sentidos: vista, sonido, gusto, tacto y aroma. Las ofrendas deberán estar limpias y ser agradables y de buena calidad. Se deben obtener por medios honestos y deben ir acompañadas por una motivación correcta. Es importante que la comida sea fresca, nunca ofrendar sobras ni comida que se haya echado a perder. Los cuencos deberán verse llenos y abundantes. En la tradición tibetana, es costumbre ofrendar ocho cuencos con agua que representan: oración, postraciones, ofrecimientos, confesión, gozo de las cualidades positivas de uno mismo y de los demás seres, ruego a los Buddhas para que permanezcan en este mundo, implorarles que impartan sabiduría y dedicación de méritos.

Los ocho cuencos
Se acostumbra lavarse las manos antes de hacer estos ocho ofrecimientos. Asegúrate de no respirar sobre las ofrendas y cúbrete la boca con una khatags o toalla de mano. Es mejor ofrendar un cuenco pequeño lleno que uno grande por la mitad. Piensa que se debe ofrecer agua con el deseo de que todos los seres sean aliviados de la sed.
Limpia los cuencos con una toalla, girando tres veces hacia la derecha para retirar todo lo negativo creado con la mente, el cuerpo y la palabra, y tres veces hacia la izquierda para atraer la sabiduría y las bendiciones del cuerpo, la mente y la palabra del Buddha. Purifica los cuencos pasándolos por un incienso y déjalos amontonados boca abajo hacia un costado. Recita el mantra de Vajrasattva de purificación. Asegúrate de que los cuencos se hayan colocado en línea recta, así indican el camino a la iluminación.
La distancia entre un cuenco y otro debe ser del ancho de un grano de arroz, simbolizando la cercanía con el Buddha. Vierte el agua en forma no más gruesa que un grano de arroz y sin ruidos. Si los cuencos no están llenos, tu sabiduría será incompleta. Si están demasiado llenos, tu sabiduría será inestable. Cada vez que viertas agua, recita el mantra Om Ah Hum, para evitar que algún espíritu iracundo pueda contaminar las ofrendas. Debes presentar las ofrendas como si estuvieras recibiendo a Buddha en tu hogar. Experimenta un gran gozo, piensa que las ofrendas son recibidas por el campo de méritos, los Buddhas de las diez direcciones, el Dharma y la Sangha.

Presentar las ocho ofrendas
Om Argham Ah Hum
Argham: un cuenco de agua para beber. Calma el calor de las pasiones.
Om Padyam Ah Hum
Padyam: Un cuenco de agua para lavarse. Purifica la mente de karma negativo.
Om Pupe Ah Hum
Pupe: un cuenco de arroz con flores. Concede felicidad y trae armonía.
Om Dhupe Ah Hum
Dhupe: Un cuenco de arroz con incienso. Aroma para el sentido de la nariz sagrada.
Om Aloke Ah Hum
Aloke: Un cuenco con luz, ofrenda de vela para el sentido del ojo sagrado.
Om Gandhe Ah Hum
Gandhe: un cuenco de agua perfumada para bendecir el corazón y el cuerpo sagrado.
Om Niude Ah Hum
Niude: un cuenco de arroz con una fruta o torma llamada shekze, Ofrenda de comida para la boca sagrada, con el deseo de que todos los seres se liberen del hambre.
Om Shabda Ah Hum
Shabda: un cuenco de arroz con una caracola y cristales. Ofrenda musical para el sentido del oído sagrado y la expansión de las infinitas cualidades del despertar.
Los cuencos que contienen agua se llenan cada mañana y se vacían por la noche, de derecha a izquierda; se secan con un paño, haciendo tres círculos hacia la derecha y tres círculos hacia la izquierda. Los cuencos que contienen arroz se cambian en las lunas llena o nueva. Al vaciar los cuencos por la noche se dejan siempre boca abajo, y nunca se presentan ofrendas vacías a las deidades.
Para ofrecer postraciones y ofrendas en el altar, es buena costumbre lavarse la cara, como muestra de respeto a las tres joyas. Mientras estamos haciendo ofrecimientos o limpiando, recitamos constantemente el mantra Om Ah Hum. Estas tres sílabas son mente, cuerpo y habla y corresponden a los vórtices o puntos de energía del corazón, la garganta y la coronilla de la cabeza.

Ofrenda del mantra de la nube
Ese mantra se recita colocando las manos en el mudra de la postración, para multiplicarlas ofrendas por millares.
Om Namo Bhagavate Vajra Sara Pramardane / Tathagataya / Arhate Samyaksam Buddhya / Tadyatha / Om Vajre Vajre / Maha Vajre / Maha Teja Vajre / Maha Vidya Vajre / Maha Bodhichitta Vajre / Maha Bodhi Mando Pasamkramana Vajre / Sarva Karma Avarana Visho
Dhana Vajre Svaha (3 x)

Maestra de Maha Yoga especializada en Yoga Terapia, Ayurveda, Budismo Tibetano y Astrología Tibetana.

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Elena Annette Pereyra
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