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noviembre 07, 2013

La historia del Reiki



El origen del Reiki no se encuentra documentado, muchas son las versiones que nos remontan a miles de años atrás para descubrirlo, pero ninguna nos revela con exactitud el donde, el cuando y el como de su nacimiento y comienzo de su enseñanza.
 
La historia reciente, nos acerca a quien es conocido como su re-descubridor, un doctor y sacerdote de origen japonés, llamado Mikao Usui, alrededor del año 1870.
                                                                                      
Usui era un reconocido sensei o maestro en la escuela (Según algunas fuentes una universidad) Cristiana Doshisha, de Kioto, Japón. Un día un grupo de alumnos le preguntaron si el creía, tal como la Biblia relataba, el poder sanador de Jesucristo sobre los enfermos. A esta pregunta, el maestro respondió afirmativamente: “El dijo que quien crea en Mí realizará las obras que Yo hago, y aún las hará mas grandes” a su respuesta, los alumnos indagaron por que nadie era capaz de realizar esas curaciones. Usui no supo responder. Sus alumnos concluyeron que la “fe” ciega quizás fuese suficiente para un hombre que ya ha vivido y que ha adquirido cierta experiencia como el, pero que para ellos, que recién comenzaban   a caminar en sus vidas, llenos de intrigas y curiosidades, era importante la empiricidad de los fenómenos  y poder presenciar esas milagrosas curaciones que la Biblia relataba para así comprender.
 
Se dice, que el código de honor japonés obliga al maestro a responder todas las preguntas de sus discípulos, por lo que al dia siguiente, ante la incapacidad de otorgar una certera respuesta, Usui renunció a su cargo de la escuela y partió hacia los Estados Unidos, a la Universidad de Chicago, con el objetivo de profundizar sus conocimientos sobre la Biblia. Empezando de este modo, una búsqueda que le llevaría, años más tarde, a sentar las bases del actual Reiki.

El estudio profundo de la Biblia, no respondió sus interrogantes, por lo que resolvió orientar sus investigaciones hacia los Sutras Buddhistas. Para ese entonces el maestro sabía que el poder de la curación que ansiaba entender, era una técnica milenaria que aún permanecía oculta en los monasterios del Tíbet, en poder de los Lamas y de los altos iniciados del Buddhismo; tesoro que a ellos había sido legado de las manos de Buda, quien al igual que Jesucristo y algunos grandes maestros había realizado el milagro de la sanación.

Usui regresó a su país, e instalado en un monasterio Zen, estudió durante tres años los Sutras tanto en japonés como en chino. Aún sin encontrar respuestas, aprendió Sánscrito para así investigar las escrituras en el idioma que habían sido redactadas originalmente.

Es entonces, cuando en estos textos sagrados, descubre una serie de referencias sobre algunos de los métodos y símbolos que Buda realizaba para efectuar las curas.

Alentado por sus descubrimientos toma una determinante decisión: Retirarse para sumirse en meditación y ayuno durante veintiún días al monte Kurama, una montaña sagrada cercana a Kyoto.

Los días fueron sucediéndose, y nada parecía cambiar, durante los primeros veinte días ninguna revelación acontecía. Pero fue en el día veintiuno, antes del amanecer, que una brillante luz proveniente del infinito se fue aproximando a él y fundiéndose con su ojo espiritual reveló burbujas de luz, conteniendo  en ellas los símbolos que durante su incansable estudio de los Sutras había descubierto.

De este modo se considera que fue como Usui recibió los significados de cada uno de estos símbolos y las instrucciones para utilizarlos.

Al volver del trance, decidido a aplicar los conocimientos revelados, desciende de su lugar de meditación y comienza a experimentar lo que posteriormente llamó “Reiki” designándolo con una palabra japonesa, que significa “Fuerza Universal de Vida”, siendo “Ki” el Chi o el Qi chino para la energía que subyace en todo.
Luego de realizar una serie de curaciones, hasta sobre si mismo, Usui decide  retirarse a vivir con los mendigos de su pueblo, pensando que con su ayuda, podrían reintegrarse al trabajo y de este modo, a la comunidad. 

Siete años duró la convivencia del maestro con los mendigos, pero luego, entendió que éstos, aunque mas fortalecidos por las curaciones impartidas por él, preferían volver a la mendicidad en vez de trabajar y aceptar las responsabilidades. Por medio de esta experiencia comprendió que además de armonizar, equilibrar y purificar nuestros cuerpos físicos, también necesitamos lograr el mismo cometido en el plano emocional, mental y espiritual.

 Así podemos transformar nuestras vidas en una experiencia enriquecedora,  al activar nuestros Chakras por el contacto con la Energía Vital (o prana) y evolucionar en armonía y conjunción con el Universo.

El maestro decide tomar otro rumbo y este nuevo plan lo llevaría a viajar por todo el país, de pueblo en pueblo.
Usui, desarrolló una interesante técnica persuasiva. Se situaba en un lugar público durante el día sosteniendo una antorcha en lo alto. Los sorprendidos pobladores se acercaban a el y le preguntaban por qué realizaba tal cosa, su respuesta era que estaba buscando a los interesados en mejorarse a sí mismos, a través de una curación tanto espiritual como física.

Durante unos de esos viajes, el maestro se encuentra con el Dr. Chujiro Hayashi, un comandante naval en reserva. Hayashi, quien se convierte en uno de sus alumnos mas dedicados, se envuelve profundamente con las prácticas del Reiki, y es quien en la transición de la conciencia de su maestro, asume la responsabilidad de conservar intacta la esencia del Reiki.

Hayashi, abre una clínica en Tokio,  cerca del Palacio Imperial donde aplicaba y transmitía las enseñanzas del Reiki.

En su técnica, dos practicantes  se dedicaban a un paciente. Uno trataba la cabeza y el otro estaría a la derecha tratando la zona del estómago, luego ambos focalizarían su atención a la zona de la espalda.
El Dr. Hayashi, regido por su severa y organizada formación militar desarroló la práctica del tratamiento utilizando posiciones específicas de las manos sobre el cuerpo, constituyendo así un método estructurado de tratamiento por emplazamientos manuales que permiten cubrir todo el cuerpo y cada uno de sus órganos.
Corría el año 1940, ante la inminente Segunda Guerra Mundial y la evidente participación de su país en ella, el Dr. Hayashi, consciente de su rango militar y de su llamado al deber, un deber que lo haría responsable de matar a decenas de personas, decide terminar con su vida; no sin antes transmitir todas sus enseñanzas a la Sra. Takata, una hawaiana, que había sido curada de una grave afección por Hayashi y que tiempo antes, pese a ser americana y mujer, había logrado convencer al Dr, de que la instruyera, convirtiéndola éste, un tiempo antes de su muerte, en la “gran maestra”, quizás al comprender Hayashi que ella no estaría en Japón y que así la transmisión y enseñanzas del Reiki, estarían relativamente a salvo.

Fue Hawayo Tataka quien al regresar a Hawai, difundió el Reiki por el mundo occidental impartiendo y enseñando el Reiki a mucha gente, en especial en los Estados Unidos y Canadá, durante cuarenta años de arduo trabajo.

Veitidós, fueron los maestros por ella iniciados. Ellos, su linaje directo cumplieron la misión de mantener vivo y diseminar el Reiki por todo el mundo.

En 1980, Tataka hace transición de la conciencia, legando en Phyllis Furumoto, su nieta, la función de Gran Maestra de Reiki desde entonces hasta la actualidad.

Con el paso del tiempo las enseñanzas se fueron modificando. Algunos maestros incorporan sus filosofías personales y sus propias modalidades de sanación. Hay quienes adoptan y hasta crean nuevos símbolos, como aquellos que habían sido  revelados en la montaña a Usui luego de días de meditación. Por lo que si ante todo buscamos una sanación completa y segura de cada componente de nuestro ser, tal como el gran sensei procuraba, debemos preocuparnos por quien nos guiará en ese caminar, que se supone es sobre el amor y la compasión para con el prójimo, siempre fundado en años de estudio, búsqueda incansable y meditación, que “casualmente” surgió de un simple: Maestro, ¿usted cree?
 

María Eugenia Higgimbotton
(Karma Selwa Yowai)

Maestra de Maha Yoga especializada en Yoga Terapia, Ayurveda, Budismo Tibetano y Astrología Tibetana.

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